La verdad que da tristeza leer
noticias o enterarse por otros medios de comunicación el delito de violación a
los infantes.
Lo cierto,
que es una realidad deja mucho que decir
en su alcance, repercusiones para el afectado, para la sociedad en donde se
manifiesta.
En Colombia hay 18'000.000 de
personas menores de 18 años y las investigaciones desarrolladas en el país
estiman cifras que van desde considerar que hay 4.477 mujeres menores de 20 años
ejerciendo la prostitución (Censo de la Policía Nacional,
1997) hasta plantear que existen 35.000 niños(as) vinculados(as) a esta práctica
(estimación del DAS y la
INTERPOL, 1998) pasando por una cifra media de 20.000 niños(as)
explotados(as) sexualmente (Fundación RENACER, 1997) .
Todas las fuentes coinciden en
afirmar que el ingreso de niños y niñas a la prostitución es cada día mayor.
Igualmente se plantea que las edades de vinculación a la prostitución son cada
vez más tempranas, encontrando por reportes de historias de vida niños(as) que
empezaron a ser explotados(as) sexualmente desde los 9 años. Esta situación se
ha visto incrementada por la creencia falsa de que los niños y niñas tienen
menos posibilidades de tener enfermedades de transmisión sexual y por el miedo
de los adultos abusadores a contraer VIH/
SIDA
Semana.com reseña sobre este tema,
que en el caso colombiano de acuerdo a la Agencia Periodismo Amigo de
los Derechos de la
Infancia (Pandi), las últimas cifras sobre abuso infantil en
Colombia son:
· Durante 2006 el abuso sexual infantil en Colombia aumentó en
un 6% respecto al año anterior.
· El rango más alto se encuentra en niños y
niñas entre 5 y 14 años de edad.
· Bogotá y Antioquia son identificadas como
las zonas en donde más se cometen abusos.
· Se denunciaron 14.840 casos ante
Medicina Legal en el último año.
· El 86% de las víctimas de abuso sexual que
se presentan en Medicina Legal son menores de edad.
· 12.247 niñas y 2.593
niños fueron abusados sexualmente durante el año pasado.
· 3 de cada 100
menores asistieron a Medicina Legal por abuso sexual.
· El silencio es la
cifra más importante pues se estima que el 70% de los casos no es denunciado por
temor, conflictos sociales o coerción.
· Existen 2.406 casos reportados
indirectamente por institutos médicos o servicios sociales obligatorios.
·
Cada 14 minutos se presume que se presenta un caso de abuso sexual contra un
menor de edad en Colombia, que es denunciado. Se cree que la cifra de casos no
denunciados es mucho mayor.
Se estima que sólo un 30% de los casos se
denuncian, pues en ocasiones, el agresor es un miembro cercano de la familia del
menor, que muchas veces cuenta con la complicidad o mutismo del resto de
familiares, bien sea por miedo, o por considerarse esta práctica delincuencial
como un problema insignificante. Por otro lado, el abuso infantil de tipo sexual
tiene muchos matices, tanto físicos como psicológicos, y no sólo el de la
violación carnal per se.
Por ello, resulta importante aprender a “leer”
algunas señales que ayudan a determinar cuando un niño ha sido víctima de abuso
sexual.
Según el
investigador Víctor Solano, las siguientes son algunas pistas a
considerar.En el
físico:
· Dificultades para caminar o sentarse.
· Ropa rota,
especialmente la interior o presencia de sangre en ella.
· El niño empieza a
tocarse mucho, jalarse el pantalón o la falda, repetitivamente.
· Trauma en
los senos, nalgas, parte baja del abdomen, en los muslos. · Embarazo
·
Durante juegos, clases de educación física, práctica deportiva, etc., hay
movimientos que se le dificultan al niño o niña.
· Infecciones venéreas. La
más común es el condiloma que se presenta como una verruga dolorosa que se deben
tratar con cremas o cauterizaciones. Cuando el niño es portador lo acompañarán
siempre, especialmente cuando se le bajen sus defensas.
En lo
emocional:
· El niño puede volverse muy retraído
y silencioso, algunos desarrollan mutismo. O por el contrario, su comportamiento
es agresivo en exceso.
· Repentina caída en el rendimiento académico.
·
Alucinaciones visuales, táctiles o sensoriales en general.
· Depresión
permanente.
· Ponerse ropa sobre ropa, necesidad de utilizar muchas prendas
de vestir para dificultar el abuso.
· Después de que el niño ya aprendió a ir
al baño vuelve a la etapa de no controlar esfínteres. En algunos casos puede
retener las heces para que el abusador sienta incomodidad y no lo intente
nuevamente.
· Aversión al acto de acostarse, sueños alterados o con
pesadillas, no quiere dormir solo, ni que lo dejen solo en su habitación.
·
En relación con otros niños, sus relaciones son pobres: no participan en sus
juegos o son demasiado complacientes.
· Son “demasiado juiciosos o juiciosas”
porque se acostumbraron a complacer. · No les gusta ir a visitar la casa de
algún familiar o amigo. Quiere evitar los viajes familiares o las
reuniones.
· Comportamientos y comentarios de adulto con referencias
sexuales.